viernes, 15 de agosto de 2014




Disparo al buitre que llevamos dentro

Nuestro capitalismo interior sólo comenzará a devaluarse
cuando en lugar de hacer cuentas cobardes a escondidas 
demos más valor a la pregunta que al juicio
y dejemos de aplicar la regla simple de juzgar al otro
para preguntar en cambio y a la cara cómo se siente en su por qué.

Hasta el momento, la especulación nos pudre la lengua
y al día de hoy aplicamos la economía emocional
de pararnos cada cual en su egoísta moneda masculina
seguros de que aceitar la máquina fiscalizadora de emociones
suma más que intercambiar de palabra sentimientos ajenos al violeta,

digo que el ansiado manto de transformación por no decir revolución
que abrigará a nuestros hijos sólo será humana si se asume
como artística sin sacar cuentas,
y capaz de romper los cheques resentidos depositados en el estómago
por el Banco Social y Político de la Hipocresía
que enluta nuestro verde con emisión de desconfianza.

Hablo de una revolución cuyo potencial a sola firma
contabilice como superávit las relaciones humanas
e incendie la flor plastificada que llevamos obturada
en el ombligo, es tuya y es mía la responsabilidad compartida
de cambiar de tierra y endulzar la leche de creatividad hacia el más allá

donde la publicidad y la televisión nos han hipotecado la curiosidad
por indagar hasta la muerte quién dirige el vuelo de la abeja
que anuncia nuestros brotes hacia un destino incierto,
cómo es posible hombres y mujeres seamos capaces
de dejar escapar tanta belleza en fuga hacia el fondo
de nuestra podrida secta monetaria sin pedir mas primavera.