viernes, 29 de abril de 2011

La oreja universal


(Gracias a mi compañera Luján Veiga del Bachi Bartolina Sissa por la foto)

Escuchen bien, si apretan este botón, se enciende la oreja universal que es la que se encuentra conectada a la panza y el ombligo de cada uno de los bichos humanos, el ave dentada agazapada que levanta vuelo para romper la tortuga, la melodía aterrorizada por la superpoblación de tecnología; incluso, la oreja del mundo olvidado a un costado del barro. No pueden perder de vista que los niños los van a estar escuchando y se debe tener cuidado, cada palabra es la palabra hinchada por la montaña donde galopan palomas y hacen nido los caballos. Una sola palabra puede detener el crecimiento, el fruto amanecido por ver la tierra soplando el agua desde el centro del fuego hasta las ramas, llegando a la semilla donde duerme la esperanza. Hay que amarrar cada palabra al puerto de la escucha y pronunciarla con íntimo ardor como si se tratara de la última, amarrarla a los pies rasgados de los niños donde se inspiran las cortezas de los árboles y la raíz del agua, por ejemplo, el agua que se acabará en el mundo antes de erradicar el hambre por regar el auto para sacarlo a pasear los domingos; el agua de los cerebros resecos de los que se llevan el dinero de estos niños que están hoy aquí presentes, por comprarse una tele mas grande donde verlos hundidos en la niebla arrugada de la vejez; la sed de objetos fabricados con alas de lata por la arena del pensamiento que machaca necesidades a favor de un par de locos. No podemos pifiarle comunicacionalmente como estos muchachos que cayeron hoy a hacer campaña y habían convocado a los vecinos por facebook en una asenamiento. Si constriñen la sonrisa, habrá interferencias. No podrán pronunciarla. Y si suben el volumen de este canal, ¿ven? ai tá, se puede oir el pincel rasgando el papel y la tinta ajustándose a la palma blanca de su propia naturaleza. La palabra escrita no muerde siquiera los tobillos de la palabra hablada. Lo que se escucha no se olvida y por lo general, lo que se escribe nunca llega, entonces, recuperemos la experiencia de tus hijos, nuestros hemanos, y dejemos por un rato de escribir para la audiencia de ciegos que repiten palabras extraídas de la biblioteca, y salgamos con la palabra cálida que habla cuando se la pasa de mano en mano.

domingo, 24 de abril de 2011

Primavera de octubre


Puedo palpar tu voz en la noche.
Y en las tardes de soledad
con sus laberintos tu sonrisa,
en el bolsillo es un águila dormido.

Agua invencible en la piedra del tiempo
caballo de cristal que galopa bajo un cielo
de vino moro y algarrobos amarillos.
Y este octubre de primavera

borracha en el pozo de la sangre
levantando tierra por el camino
del tiempo van los amigos
tormenta de flores fundada

de donde cuelgan endiablados angelitos
que bailan en el pueblo mientras
de los espejos de la casa brota el árbol
de tu amor adornado de palomas y palabras

en esta noche fría en que mi madre pregunta por ti
tu mirada es un poncho para mi niño
animal empedernido y eterno,
águila enseñándome el camino.

viernes, 22 de abril de 2011

Espacio y tiempo


Tu boca incendia el aire
Eriza el fuego
Amansa los animales
Humedece el desierto.
Derrumba los muros de la piel.

Tu boca alienta mis manos
Presta voz a los canarios
Y agua a los esteros de mis miedos
Amasa el rocío
Y hace del silencio un poema del viento.

Tus ojos hacen crecer el pasto
Los árboles y el pelo
Son el tope de los sueños
La invención de las cosas
El bastón de los ciegos que en mí duermen,

el cielo que aplauden los pájaros
La tierra donde juega mi niño
La raíz de mi cuerpo
Iluminan caminos que creía perdidos
inventan nuevos recorridos, jardines y pueblos.




miércoles, 20 de abril de 2011

El sauce será feliz en memoria de la madre




El horizonte es el destino de las aves y del río
a pesar de los nidos y los peces, del jardín y de los hijos
el hombre nace en la madre y se lo lleva el olvido
En el fondo de la tarde y los albores del invierno 
el sauce parece muerto a juzgar por el frío de sus huesos
pero los pájaros saben por sus ramas que amasan el viento 
y por sus pies, que respira y está tibio por dentro.

Porque en su soledad hay rastros de sol
que acunan en silencio los brotes y el verde
que no pueden desoír los ecos tibios de la tierra,
porque la madre nunca descuida al árbol
luego de dar agua y calor a su semilla,
es la sangre de la tierra que marca para siempre al hijo.

Y es así que el árbol está condenado a vivir
aunque que a veces con tristezas la traiciona
y elije el otoño con sus grises o equivoca los caminos,
el árbol espera una primavera que alegre
sus brotes verdes y amarillos
porque el árbol como el hombre sabe que un día nace 
en la madre y otro se lo lleva el olvido.

Y pasan las primaveras, los pájaros, los amigos,
sueños, remolinos en el río se pierden 
y el tiempo es un niño que corre
a favor del viento o un barrilete perdido,
el árbol sabe que no escapará al horizonte
como las aves y el río,
la tierra lo sacude y entonces promete celebrar la primavera
en memoria de la madre con brotes verdes, rojos y amarillos.

lunes, 18 de abril de 2011

Detalles de tu boca



Bajo el cielo embarazado de luna
las palomas acosan a las mariposas
y sobre la piel que tiende el sol en la tierra
las niñas persiguen a los niños.

Con su muda humedad
la tristeza se ha dormido en los ojos de los perros
y bajo el rocío copulan los escarabajos.

Por entretener al viento impaciente de hombres y juguetes,
nidos y memorias,
un abuelo compone un barrilete
por distraer a su nieto y reírse de la muerte,

ya del cielo se asoma tu talón como un argumento rosado,
tu nuca y luego tus nalgas.
Llueve o es tu pelo.
Giras sobre tu espalda y ahora tu boca
desde donde habla Dios y descienden los ángeles
explica los detalles omnipotentes que encienden el mundo.

La primavera en tus palabras decora mariposas.
¿la humedad con su tristeza?
una inversión de tu risa.
Y tu aliento que empuja al viento embelleciendo los niños
es quien hace arder los escarabajos bajo el rocío.



jueves, 14 de abril de 2011

Boca de arroyo

… Eran unos cuatro kilómetros que había que hacer a caballo desde la casa hasta encontrar al costado izquierdo del camino la piedra blanca y cuadrada de unos tres por tres que servía como referencia. De haber pasado por allí Ali Babá hubiera pronunciado sus dos palabras para descubrir el tesoro de lombrices, escarabajos y mariposas que se escondía debajo. Sólo entonces se debía bajar por el camino de tierra y andar cerca de una hora hasta dar con tu boca, lejos de la ciudad de los hombres que pescan los sueños de los niños y les quiebran el cuello hasta cortarles la respiración.
El arroyo brotaba del un ombligo de un animal extinto, lejano bajo la tierra, donde el hombre no existe porque el pato y el colibrí nada saben de él, o del centro de un bosque antes de pasar por debajo del arcoiris tan parecido a la pollera que debe usar Dios, diseminándose luego en múltiples aguas amarronadas donde las mujeres no se conocen el rostro por no poder mirarse en ellas y se leen la boca con los dedos o el gesto de los hombres que aman, se enamoran y pasan.
El caso es que nunca pude bañarme en tu boca, sólo apenas una vez logré acercarme a su orilla aquella pequeña tarde que viniste a casa y los perros nadaban en el pasto alrededor de tus pies como peces fosforescentes, y ahora te veo pasar entre el río alborotado de hombres y mujeres que miran el reloj o esperan el colectivo en siete y cincuenta y nueve.
No tengo hoy caballo colorado ni aquellos doce años cuando ya eras, hoy, mi horizonte; pero podría con tal de sentarme a pescar tardes contigo vendarme los ojos con un pájaro incendiado y descalzo palpar el camino de pasto y tierra paralelo al curso desnudo que nace del verde bosque o el ombligo de un animal extinto. De regreso, antes que la noche tape tu boca con centellas del Olimpo, me llevarías de la mano hasta la casa que ya no habito para despedirte con el abrazo de la tierra que aprieta el arroyo, antes de perderte en el río de gente que mira el reloj y espera el colectivo.

martes, 12 de abril de 2011

Sonata para un ángel de hocico negro


Sonata para un ángel de hocico negro

La tarde guarda el retrato de un perro feliz con su niño
su mirada entre las manos era un verde laberinto
un monte dormido sobre el campo
encendido entre las casas

apenas hace tiempo
un caballo pequeño cabalgaba a la par del río
confundido entre las piernas
hoy tu rumbo es el camino
anacrónico animal habitante del olvido.

Y ahora es cuando en nombre de todos tus amigos
vuelven con la misa de la noche
a brillar las pisadas que nos llevaron a caballo
hasta el arroyo a pescar el trazo de una estrella,
la espina de la rosa que suplanta a la espuela,
la flor deshojada del verde verano que crece en el fondo del rio.

Ahora es cuando te nombro perro diablo
que estás en la memoria de nuestras manos
y a pleno sol se desvisten los grillos
para afinar Sonata para un ángel de hocico negro
que revolotea entre potrillos.
El corazón a la distancia te llama con un silbido.

En nada se parece esta soledad de cuero gastado
a nuestro silencio compartido
pájaro terrestre fiel a lo inexplicable
callado duerme un perro acurrucado
en el fondo de aquel niño.

viernes, 8 de abril de 2011

Siga nomás

Si el objetivo de ustedes es comprarnos, tendrán que venir con cheques firmados por la alegría. Iremos a ustedes con nuestro reino de árboles que por ramas tienen pinceles y por frutos poesías y se los doblaremos en la cabeza, a ver si les queda claro que antes de calcar el mundo tan mal escrito como está hay que  pintar y  escribir uno nuevo. No nos vengan con esos papelitos verdes y violetas de viejos marmolados porque les limpiaremos el culo a los perros con ellos. Ya todos sabemos que en este mundo lo que sobra es plata. Ocurre que hay gente que se empeña en negar que para que haya mucho aquí tiene que faltar allá; y que también sobra tiempo para destruir a los amigos, la escritura, la música hasta empalidecer como una teta por no ver el sol con tal de ganar mas dinero y después gastarlo en un par de botas o inflar el pecho por tres miraditas que empañan el auto. ¿Sabe porqué nosotros nos contentamos con simplemente vivir? Porque el camino del dinero no tiene fin, si usted se pone a querer ganar dinero, no va a terminar nunca señor. No nos extrañaría que un día se olvide de respirar y se muera. ¿Qué no le da vergüenza parar en el semáforo en invierno frente a los chicos con su nave dolargaláctica? Fenómeno, siga nomás dándole al ojo ajeno que nosotros seguiremos afirmando que todos los extremos son malos. Nosotros sabemos que llorar de la risa o reír llorando está mal. Que en este país cuando a ustedes les va bien es por mérito propio y cuando les va mal la culpa siempre la tiene el otro. Meta compañero. No le afloje que este viaje es corto, acelere por favor que se está yendo el sol. Si nosotros no les pedimos a ustedes que escriban poemas, toquen guitarra, junten perros, vayan con los chicos del barrio a ver que pueden hacer juntos, se diviertan como niños, sienten a comer a su mesa a algún tipo que ande tirado por la calle a pesar de lo que diga su hermana y su vecino o intenten ser felices sin la corneta de la guita que se ponen en el culo para tirarse pedos, ¿porqué ustedes se empeñan tanto en  querernos educar en su pedantería pedagógica higienista de personajes sacados de la tele y papeles cagados de antemano? ¿No les alcanza con habernos robado ya tantos amigos? Déjenos a nosotros que somos bien poquitos y mansos con esta imbecilidad que nos caracteriza, que mientras ustedes están viendo cómo tener mas tiempo para ganar mas, nosotros estamos viendo cómo tener mas tiempo para ganar menos y escribir mas y tocar mas peor reafirmando esta alegría invisible en el sauce de la vida. ¿Sabe qué? Nos divierte lo aburridos que son. Ya he estado yo en su lugar y la verdad, prefiero comer con cualquiera antes que con ustedes o caminar a solas conmigo tarareando una sayita boliviana, repasando García o silvando un tanguito, pasar con mis amigos cantando borrachos por esa pecera donde le gusta cenar cada domingo, de la mano con los pájaros meando en los árboles junto a los perros o andando en bicicleta con las rueditas en la mochila, no vaya a ser que nos agarre distraídos el viento de costado y nos lleve en barrilete a bailar con el diablo.

miércoles, 6 de abril de 2011

Palabra


Despertar en mitad de la noche con la impresión de que el mundo está en coma por morir y se ha encontrado la última palabra, o desvelarse con la certeza de que el mundo se encuentra a punto de nacer y hemos hallado la primera, aquella palabra sin montura, sin templos ni rezos, sin dudas y sin vuelo, sin contornos e imágenes, desperezándose aún en el nido del poema, la palabra balbuceada antes de aprender a hablar veintinueve años atrás, la palabra que por no poder ser fue primera sonrisa, el primer miedo, de aquella época en que a pesar del pañal nos cagábamos hasta la espalda, la palabra que llovió sobre la mirada cayendo de los cabellos mientras tomábamos del río de mamá, la palabra asomando sus dientes, la palabra aprendiendo a caminar, sin vergüenza, sin ropa, la palabra quebrando la siesta, la palabra que condujo al instrumento, la palabra previa al trabajo, antes del auto, la palabra sin cáscaras asfálticas, aquella de rodillas negras que se comía los mocos, la palabra que jugaba con los perros en el comedor mientras se freía la cebolla, tirada entre libros, lápices y discos, la de cuando no se prendía la televisión por no perder la palabra, la esperada palabra que se llevó el viejo luego de diez años en cama, donde no entran todas las risas y guitarras en noches inflamadas, la palabra que conocen nuestros hermanos, la misma que caía de la tarde con sus pétalos en llamas cuando salíamos descalzos corriendo a caballo y nos hacía subir hasta la copa de los árboles para encontrarla apichonada, la palabra raíz de la palabra, la palabra que no logra aún me extiendas la mano, la que da de beber y andar todos los días, la palabra de pan que ha perdido para el hambre significado, la palabra que empuja banderas y desarrapados, la palabra que te despierta en  mitad de la noche con la impresión de que el mundo está en coma por morir o a punto de nacer, y al intentar ser escrita se ha olvidado.    

lunes, 4 de abril de 2011

Sábado dos de abril dos de la mañana


En la plaza frente al cementerio, siendo el día sábado a las dos de la mañana, nos encontramos las miradas sin mas reloj que la luna en su panza flaca, su deambular de sombra entre las sombras, su alegría a pesar de los hermanos paridos y perdidos en otras calles. Este es todo  el pan para esta noche entre las manos cuando se sale a caminar para encontrarse con uno, sentarse en una hamaca, repasar los pocos amigos que levantarán la mano cuando estemos solos, montar el subibaja contigo, apoyar el pie en el primer escalón del tobogán lejos de la plaza del pueblo, cerca del cielo, leer las estrellas, los puntos suspensivos, contar los años, escribir tu nombre en un planeta, , saber que a pesar de la edad nuestro corazón tiembla como un recién nacido frente a cada sonido, cada color, inundar los pulmones con la tarde diluida en risas y música, cuando la gente ayer bailaba, abrazarte en la quietud de nuestro planificado desencuentro. Decididamente, archivar en los anaqueles de los amores dormidos las palabras, noches y vinos ahogados en canciones que podríamos haber compartido, reír en la superficie del llanto, reafirmar que el antecedente para la alegría se encuentra en el futuro por el que trabajan los compañeros, celebrar en la mirada la infancia que acompaña cada paso con la mano tendida, asumir el cambio de piel bajo el sol que está por salir, palpar la corteza del árbol mas cercano, cerrar los ojos, ahondar en el instante, abrir los poros a la muerte confundida, derrotada incluso en la noche en una plaza frente al cementerio siempre que se encuentre un perro con el que llenarse las manos. Aquí está el verdadero hombre, aferrándose al cuero a pesar de la ausencia de palabras, porque la poesía no se escribe con palabras, semióticas ni geometrías, sino con el silencio con que se escucha el silencio de los pájaros dormidos, con el sueño despabilado de los abandonados al borde de la vida, del pibe como vos y como yo que alguna vez fueron, de la leche que los hizo grandes, de los niños miserables que te hacen llorar pero no conocen la tristeza porque no pueden dejar de jugar. Se escribe a espaldas de quienes a costa de coleccionar éxitos pierden su identidad y reafirman nuestra alegría, de aquellos que por robarnos el salario de los obreros restan brillo a su mujer y a sus hijos cuando llegan a casa. Para la poesía, el boleto de un colectivo ya es espacio para la poesía, porque sólo la poesía puede trocarla en ala de mariposa parida de la máquina infernal engendrada por los motores que se tragan las pocas monedas que nos quedan. La poesía no sabe del sueño, pues vive en él, no emerge para ser leída sino vivida, y se curva en el arcoiris luego de quebrada la tormenta para desembocar en la boca de quien se preste a leerla, comerla y compartirla. 

viernes, 1 de abril de 2011

Rosado reloj de enero



En memoria de tu piel
o tu pollera tejida por las aves
camino por la calle
con la levedad de un ángel
que pisa un cielo rosado

apetalado nido de tela aromada
que agitó las alas de mi vida
y la tarde, cernida a tu pollera
como un alma enamorada
tu pollera, estremeciendo mi nostalgia

tu pollera, que escondía un horizonte
trazado entre tus piernas
bajo tu pollera, se asomaba la noche,
cocinaba el verano,
junté leña para el invierno.

sacudía la tarde en el pueblo
como una flor de fuego
tu pollera, que inventó el viento
con sus voces y arrebatos puso
el sonido del mar en la copa de la álamos

tu pollera, carnaval de la tierra,
campana de la risa, campana de fuego
tu pollera y sus dos agujas, rosado reloj de enero.
Antes de ti, no tenía medidas para el espacio,
noción del paso del tiempo.